domingo, 9 de enero de 2011

El Llamamiento de París (sobre la Pandemia Química)

La Pandemia Química: una amenaza real


La contaminación química no es un factor que cree un pequeño porcentaje de enfermedades en Occidente sino un factor con un peso enorme en el crecimiento de patologías muy relevantes

En estos textos hacemos un esfuerzo divulgativo para que no nos perdamos en disertaciones científicas complejas ni en cosas de difícil comprensión o que puedan parecerles ajenas. Porque creemos que si ustedes no tienen conciencia de la dimensión real del problema generado por los tóxicos será difícil que vean luego la necesidad de adoptar medida alguna.

Muchas personas acaso piensen, sin tener demasiada información que lo justifique, que quizás no sea para tanto. Que los riesgos de las sustancias químicas tóxicas deben preocupar tan sólo a algunos trabajadores de ciertas industrias y que, en cualquier caso, los peligros para cualquier persona normal son algo tan improbable que apenas merece la pena inquietarse. Que no compensa invertir tiempo en saber de estas cosas. Que sería preocuparse innecesariamente. Que ya hay unas autoridades sanitarias que se encargan de ello. Y ,en fin, otras tantas cosas similares.

Tal forma de pensar, más o menos extendida hoy en día en nuestros países, puede parecer muy razonable. Pero ¿se basa realmente en algo sólido? . ¿Son, por ejemplo, realmente tan pocas las personas que enferman a causa de los tóxicos?. ¿Es cierto que sólo grupos restringidos de población deben inquietarse y adoptar medidas de protección?. Y, lo que es especialmente importante ¿están protegiéndonos las autoridades de la amenaza de las sustancias químicas tóxicas?. La respuesta objetiva a todas estas preguntas, con más o menos matices, es: no.


Vayamos por partes para aclarar por qué, basándonos en lo que nos dice el conocimiento científico actual. Y comencemos por la primera pregunta, la que se refiere al escaso número de gente que hipotéticamente se vería afectado (a la respuesta a las otras preguntas dedicaremos otros apartados). La respuesta nos la dieron, hace unos pocos años, un grupo de prestigiosos científicos, cuando suscribieron la llamada Declaración internacional sobre los peligros sanitarios de la contaminación química, más conocida como el Llamamiento de París(1) . Vamos a extractar para ustedes algunos de los principales pasajes de este llamamiento para que de ellos deduzcan si el tema del que nos ocupamos es algo que puede afectar sólo a unas pocas personas o sí, por el contrario, es algo que afecta, de hecho, a amplios sectores de población y que, virtualmente, puede afectarnos o nos afecta, de un modo u otro, a todos. En cualquier caso , en otros artículos les mostramos otros elementos que acaso ya les hayan podido hacer ver como menos sorprendente lo que van a leer a continuación.

Las sustancias contaminantes serían una de las principales razones del crecimiento del cáncer

Los científicos que suscribieron esa declaración internacional, a diferencia de otras muchas personas con un menor grado de información sobre estas cuestiones, estaban no sólo moderadamente preocupados sino , realmente, muy preocupados por la evidencia creciente que existe sobre los efectos sanitarios, muy extendidos, de las más diversas sustancias químicas tóxicas, efectos que están demostrando numerosas investigaciones.

El Llamamiento ,abanderado por la Asociación para la Investigación Terapéutica Anti-Cancerosa, mostraba gran inquietud ante el deterioro de la situación sanitaria en el mundo y apuntaba que la contaminación química podía haber contribuido de forma muy importante ,por ejemplo, al notable incremento que desde 1950 se ha registrado en la incidencia del cáncer en los países industrializados.

Es importante aclarar que el Llamamiento apuntaba que dicho incremento del cáncer había afectado a todos los sectores de edad, lo que evidenciaba que tal auge del cáncer no puede ser explicado , como a veces pretende hacerse, aludiendo de forma muy poco razonada a factores como el envejecimiento. Una de las cosas que más les preocupaba era, de hecho, dentro de este contexto, el crecimiento de los cánceres pediátricos en los últimos 20 años siendo la infancia mucho más vulnerable a los efectos de las sustancias químicas tóxicas.

Sólo con lo que estos científicos nos dicen acerca del cáncer, una de las mayores lacras sanitarias que azotan al mundo industrializado, debería ser suficiente para que nos percatásemos de que no estamos hablando de riesgos menores o que afectasen a grupos restringidos de población. Pero los científicos del Llamamiento de París ,a pesar de realizarse éste bajo los auspicios de una entidad centrada de manera especial en el cáncer no aludían sólo a ésta enfermedad, sino que también aludían a otros problemas sanitarios. Pese a la limitación de espacio característica de un escrito de esta naturaleza, el Llamamiento es bastante completo en cuanto al repaso de los daños sanitarios que la ciencia atribuye a muchas sustancias químicas. De hecho, adelanta algunas de las cosas que abordamos con más detalle en otros artículos. No podían dejar de hacerlo ante la extensísima cantidad de estudios existentes que asocian la contaminación a aspectos tales como ,entre otros, el espectacular incremento de la esterilidad, sobre todo masculina, que se está dando en las zonas industrializadas. Se mostraban alarmados por ejemplo, por el hecho de que hoy en Europa el 15% de las parejas sean estériles. Habla esta declaración científica de sustancias que son perturbadoras del equilibrio hormonal, cancerígenas, mutágenas, tóxicas para la reproducción, esterilizantes, causantes de malformaciones congénitas, alergénicas, que inducen enfermedades respiratorias como el asma (que hoy afecta a uno de cada 7 niños europeos), que son “neurotóxicas ,induciendo enfermedades degenerativas del sistema nervioso en los adultos y una bajada del cociente intelectual en los niños”, o que son “inmunotóxicas, induciendo déficits inmunitarios en particular en los niños, y que estos déficits inmunitarios son generadores de infecciones, en particular víricas”.

No ha de extrañar pues que los firmantes del Llamamiento de París afirmasen que “la contaminación química bajo todas sus formas se ha convertido en una de las plagas humanas actuales” que nos llena de enfermedades “que la medicina moderna no consigue detener” y que constituye una amenaza grave “para la supervivencia del hombre”. Que “estando en peligro nuestra salud, la de nuestros hijos y la de las generaciones futuras, es la especie humana la que está en peligro”.

Eso es lo que nos dicen estos y otros centenares de científicos más, a lo largo y ancho del mundo. Podemos, si así lo juzgásemos oportuno, desoírles. Pero, honradamente, no creo que eso sea lo que nos dicte el sentido común ( y al margen de que se diga que el sentido diga que el sentido común sea el menos común de los sentidos ).

No creemos que deba caer en saco roto la sugerente comparación que hacen los científicos que suscriben el Llamamiento, basándose en otra declaración científica anterior, la Declaración de Wingspread, en 1991 (2). En esa otra declaración, un conjunto de investigadores estadounidenses atribuían la desaparición de diversas poblaciones de especies animales a enfermedades causadas por la contaminación. No les pasaba por alto que esas enfermedades que habían hecho desaparecer poblaciones animales tenían un inquietante paralelismo con las enfermedades que se estaban observando en la especie humana. Es evidente lo que nos quieren decir con ello.

Los datos que se manejan oficialmente recalcan que el hombre a partir de la Revolución Industrial, pero con una especial intensidad desde la Segunda Guerra Mundial (3), lo que concuerda con la fecha de 1950 que se daba antes, ha creado más de cien mil sustancias químicas nuevas que no existían en la Naturaleza. Son datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente y del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente(4). Además, ha liberado ingentes cantidades de otras sustancias que ,siendo naturales, como por ejemplo sucede con determinados metales pesados, como puedan ser el mercurio o el plomo, no estaban antes diseminadas por la tierra en las proporciones y del modo que hoy lo están. Todo ese caldo de nuevas sustancias, tras combinarse entre sí y con las de la Biosfera, pueden haber dado lugar a millones de nuevas sustancias. Estamos ,pues , ante la introducción de un cambio de una entidad muy notable en la química que, en el fondo, sustenta la Vida.

Como antes les decíamos, dedicaremos espacio en otros apartados a dilucidar hasta que punto las autoridades nos protegen y de qué manera.

¿CONSIDERAN QUE DEBE PROMOVERSE LA CONCIENCIACIÓN SOBRE ESTOS TEMAS? APÓYENOS
http://www.fondosaludambiental.org/?q=node/173

NOTAS:

1- Entre los firmantes se contaban destacados científicos y otras destacadas personalidades: Luc Montagnier, Jean Dausset, François Jacob, Hubert Reeves, Jean Bernard, Dominique Belpomme, Pierre Chambon, Boutros-Ghali, John Newby, Richard Clapp, Peter Ohnsorge, Vyvyan Howard,…

2-Wingspread statement on the precautionary principle. Wingspread Conference Center. Racine. Wisconsin. 23-25 January 1998.

3-Desde 1940 la producción de materiales sintéticos se ha multiplicado varios centenares de veces.

4-EEA (1999): Chemicals in the European Environment: Low doses ,high stakes?. Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA) y Programa de las Naciones Unidas (UNEP).

Fuente: http://www.fondosaludambiental.org/?q=node/50

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